Salimos del coll de la Batalla, en la carretera de Inca a Lluc. Situados
de cara a la gasolinera, nos dirigimos hacia el camino que se encuentra
a la derecha del restaurante. Se trata de un camino de carro con las
características de una pista forestal que avanza hacia levante. En este
primer tramo observamos encinas, pinos, matas y estepes llimonenques.
Retrospectivamente podremos contemplar la cima del puig de Massanella. A
la altura de un rotlle de sitja encontramos un cruce de caminos, a unos
siete minutos de iniciar la excursión. Tomamos el camino de la
izquierda, que ahora sube ligeramente. La pista forestal acaba pronto,
en un coll de tords (espacio estrecho entre dos árboles por donde suelen
pasar los tordos al alba o anochecer y donde los cazadores colocan sus
trampas para atraparlos). Nuestra ruta continúa recto, en sentido a
levante, por un sendero casi inexistente. Seguir el camino correcto no
es tarea fácil. En realidad avanzamos entre rocas, hacia un portillo
abierto en una pared seca, un lugar conocido como el pas d’en Bartomeu.
Una pequeña construcción nos ayudará a encontrar dicho paso. Desde este
punto se disfruta de una vista panorámica sobre el macizo del puig de
Massanella y el valle de Lluc. Desde el pas d’en Bartomeu seguimos
avanzando hacia la derecha, en dirección a la mola del puig del
Castellot (680 m), el cual reconoceremos por su cima llana. Avanzados
unos metros por la ladera de la montaña, sin ganar ni perder altura,
decidimos ir ladera abajo, en busca del camí de ses Figueroles, un
camino señalizado (con marcas verdes) que encontraremos en el coll de la
Rota. Es un descenso rápido, entre rocas desnudas y algún árbol caído
víctima de un rayo. El camino va consolidándose como un sendero de
montaña.
ElcolldelaRota
Entre acebuches, matas, carrizo y estepa joana, llegamos a la pared del
coll de la Rota, muy derruida. Este coll separa el puig del Castellot,
que nos queda a la derecha, del puig de les Covasses, a la izquierda.
Desde el coll de la Rota se puede visitar la casa de neu de ses
Figueroles. Para ello tenemos que desviarnos momentáneamente del camino y
dirigirnos hacia la derecha si nos situamos de espaldas al puig de
Massanella. Siguiendo una pared seca a la derecha, hallaremos el
depósito de nieve a cuatro o cinco minutos del coll, en un lugar lleno
de vegetación.
Desde el coll de la Rota seguimos caminando, en bajada, hacia las casas
de ses Figueroles. El sendero está poco marcado e invadido por la
vegetación. En algunos tramos presenta restos de empedrado. El camino se
aplana al llegar a la casita de la Rota, que presenta un estado de
ruina total. Desde la casita de la Rota seguimos descendiendo entre
algunos marges desmoronados para llegar a la marjada de la fuente de la
Rota, un terreno que antiguamente se dedicó al cultivo. En las marjades,
tres en total, aún se levantan algunos árboles frutales. Desde la
fuente de la Rota nos soltamos en bajada hacia las casas de ses
Figueroles, con el valle al fondo, entre nuestra posición y la sierra
del Pas d’en Bisquerra. El camino, un auténtico sendero de herradura,
conserva algunos tramos de trazado de gran belleza y otros muy
deteriorados, con vegetación que a menudo dificulta el paso. El camino
está protegido por un marge de sostenimiento. Unas curvas más abajo el
camino entra en una zona muy sombría y húmeda, en la que se encuentra la
fuente de la Mata. Unos metros después accedemos a las casas de ses
Figueroles. Para llegar a ellas hay que franquear el torrente.
Las Casas deses Figueroles
La possessió de ses Figueroles ya aparece documentada en el año 1370.
Las casas presentan un aspecto rústico y en los últimos años su estado
de conservación se ha deteriorado mucho. La parra que se levantaba sobre
la explanada empedrada ha desaparecido y el interior de la construcción
se ha convertido en un nido de infección. La casa tiene un alzado de
dos plantas y a la izquierda hay algunas estancias dedicadas a establos.
También dispone de un pozo, muy profundo, y restos de lo que fue la
pileta de la colada.
Desde ses Figueroles tenemos que dirigirnos ahora hacia las tierras de
Alcanella. Para ello debemos ir hacia levante, hacia la base de la
Capella Blava, a la izquierda cuando salimos de las casas. Caminamos
entre antiguos campos de cultivo, hacia las encinas. Atravesamos el
lecho del torrente de Alcanella o dels Picarols y franqueamos un
portillo. Avanzamos unos metros hacia el sur y enlazamos con el camino
que va de Alcanella a Binibona y Caimari, con una pequeña subida hacia
la izquierda. Una pintada en una roca nos indica que por este camino
también podemos ir al puig Tomir. Para dirigirnos hacia Alcanella
giramos pues a la izquierda, según la posición de llegada. Nuestro
camino, de herradura, con algunos tramos empedrados y escalones, sube
por la ladera de la Capella Blava. A la izquierda tenemos el torrente de
Alcanella. A medida que avanzamos, las casas de ses Figueroles nos
ofrecen perspectivas diferentes. El carrizo, las zarzaparrillas y el
brezo nos dificultan la marcha. La ladera redondeada del puig Tomir la
vemos cada vez más cerca. A la izquierda podemos observar grandes
bloques de rocas, posiblemente desprendidas de los precipicios
superiores; a la derecha, en la cresta de la Capella Blava, otras rocas
amenazan con caer al vacío; y a nuestras espaldas, cada vez más lejos,
el puig de Massanella. El camino de Alcanella nos muestra rincones de
difícil acceso, como el torrente de la Moleta, que desagua en el dels
Picarols. Más adelante, iremos separándonos de los acantilados de la
Capella Blava y llegaremos al portillo del camino de Alcanella para
entrar en sus campos de cultivo llamados precisamente el Camp.
ElvalledeAlcanella
El puig Tomir y el puig del Boix rodean el valle de Alcanella. Nuestro
camino está invadido por la estepa llimonenca. A la derecha tenemos el
torrente y a la izquierda una suave ladera con piedras sueltas. Unos
diez minutos después de franquear el portillo, el camino gira a la
izquierda para acercarse a las casas de Alcanella, entre algarrobos,
olivos y alguna higuera. Llegados a una pista, se nos presenta una
encrucijada de caminos. El de la izquierda conduce a Menut y el puig
Tomir. Nosotros giramos a la derecha, para superar una barrera por un
botador de madera instalado recientemente. Un poco más adelante
encontramos la rampa que se dirige a las casas de Alcanella, cerradas
para el senderista. Nuestra ruta prosigue por el camino de la izquierda y
utiliza de nuevo otro botador. Superado el botador, giramos a la
izquierda, ya que si fuéramos hacia la derecha daríamos con la verja que
circunda la possessió de Alcanella. Caminamos por s’Enrocador des Bosc,
con la cima del puig des Boix a nuestra derecha. La vegetación arbórea
escasea y el camino no deja de subir, aunque de un modo ligero. En unos
veinte minutos desde las casas de Alcanella, llegamos a otro botador y
tras franquearlo continuamos caminando hacia la izquierda, hasta
encontrar una pista forestal. Un cartel de la conselleria de Medi
Ambient nos advierte que estamos en una zona de repoblación forestal. En
este punto la pista se divide. Giramos hacia la derecha. A los pocos
metros, nuestro camino inicia un fuerte descenso hasta llegar a otra
bifurcación. Seguimos recto y un poco más adelante salvamos una
pronunciada pendiente que nos ofrece vistas sobre Miner Gran. Pasados
unos minutos encontramos otra encrucijada de caminos. El nuestro gira
hacia la derecha, ignorando el de la izquierda. A partir de ahora el
camino siempre irá en descenso, por asfalto, primero en un constante
zigzagueo, sin la presencia de árboles, y más abajo, a través de un
frondoso bosque de pinos y encinas. Al salir del bosque avanzamos entre
huertos y campos de cultivo. Llegados a la calle General Franco, nuestra
excursión toca a su fin. Dejamos a un lado el torrente de Sant Miquel
y, tras girar a la izquierda, llegamos a la carretera que conduce a
Campanet. Según nuestra posición de llegada, Campanet se encuentra hacia
la derecha, a unos cuatro kilómetros de distancia.
Info de: diariodemallorca.es
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