Ruta: Mancor de la Vall; Biniarroi; Camí de la Font des Garrover; Les Cases Noves; Clot d’Almadrà.
Nivel de dificultad: Fácil
Duración: 3 horas
Recomendaciones: El tramo de Les Cases Noves al Clot d’Almadrà transcurre por terrenos
privados, por lo que puede haber problemas de paso si no se pide el
permiso correspondiente. El camino, en este tramo citado, ha sufrido un
grave deterioro y se adentra en un refugio de caza. En cualquier caso,
si se desciende hasta el Clot d’Almadrà se tendrá que haber pensado en
la combinación de vehículos, o volver sobre nuestros pasos hasta Mancor.
Nos damos cita en la plaza del ayuntamiento de Mancor de la Vall, la
plaça de Dalt, donde también se encuentra la iglesia parroquial (39ºN
44.972 / 002ºE 52.226). Cogemos la calle Metge Josep Mateu, con la
iglesia a nuestra derecha, y enlazamos con la calle de Biniarroi que nos
dejará en las afueras del pueblo.
Antes, podremos contemplar, en el número 28 de esta calle, un escudo,
de la familia Descatlar, señores de Massanella desde el siglo XV hasta
1893 y también, en su día, los mayores propietarios del actual término
municipal de Mancor, segregado en 1925 del término de Selva. También
observamos una placa dedicada al médico Josep Mateu i Martorell, en el
número 8, “por el ejemplo de amor y humanidad que demostró en el
ejercicio de su profesión”. La ruta pasa por al lado del cementerio,
deja a la izquierda la casa de Can Amunt y un poco después llega a una
importante bifurcación.
El camino de la izquierda es el de la Font des Garrover, que continúa
hacia Lloseta por el Clot d’Almadrà. Más adelante volveremos a encontrar
este camino, tras visitar Biniarroi. Nuestro itinerario, en esta
bifurcación, escoge ahora el camino de la derecha. En este cruce
encontramos la cochera de la Font des Garrover, una sencilla
construcción en la que antiguamente paraban los carros de esta
possessió. Detrás de la cochera, en lo alto de la montaña, vemos el
núcleo de Biniarroi, en la estribación sur del Puig de Suro.
Después del cruce pasamos de nuevo sobre el torrente y un poco más
adelante nos situamos en otra importante bifurcación de caminos. En este
caso optamos por el de la izquierda, dejando a la derecha el que
conduce al oratorio de Santa Llucia, cuyo origen se remonta al siglo
XIII. Vamos ganando altura, entre limoneros, naranjos y algarrobos, y no
dejamos el asfalto ni nos desviamos hasta llegar a la barrera de Can
Pau Carro. Unos metros antes de esta barrera, encontramos a la izquierda
el camino viejo de Biniarroi, señalizado. Lo cogemos. Por el empinado
camino viejo de Biniarroi llegamos rápidamente a una pequeña escalera de
cemento que enlaza con un camino transversal que conduce a una casa
situada a nuestra izquierda.
Seguimos por este camino transversal pero enseguida giramos a la
izquierda –poco antes de una barrera de metal que vuelve al camino
principal de Biniarroi–, y recuperamos el camino viejo. El camino
asciende trazando diversas curvas y más arriba enlaza con un camino de
carro transversal.
Atravesamos este camino y continuamos por el camino viejo, que presenta
restos de empedrado en algunos segmentos. Continuamos subiendo, no sin
dificultad, por la pendiente y por la vegetación que cubre el sendero,
muy dado a que se embarre en caso de lluvia. Después de algunas curvas y
salvar unos metros con muchas piedras sueltas entramos en el pequeño
pueblo de Biniarroi, concretamente con Son Nadal a la derecha y Can Ros a
la izquierda, ambas casas abandonadas.
Biniarroi fue una antigua alquería musulmana, una de las cuatro que
forman parte del actual término de Mancor (Massanella, Mancor,
Biniatzent y Biniarroi). En la repartición, Jaume I la cedió al preboste
de Tarragona, Ferrer de Pallarès. En 1249 aparece documentada con el
nombre de Benorioy. Históricamente, la alquería, que con el tiempo se
convirtió en aldea, ha sufrido importantes movimientos de tierra.
Muchos de sus habitantes abandonaron sus casas por este motivo, pero
también por el aislamiento y las dificultades de comunicación de la
zona, y por el abandono de las tareas agrícolas. Sin embargo, en la
última década algunos de sus edificios han sido restaurados y puede
decirse que la vida ha vuelto a Biniarroi, aunque aún queden muchas
ruinas.
A Biniarroi, lloc mal, jo no m’hi establiria, perquè han de mester mig
dia per un dobler de sal. (Cançoner popular de Mallorca) Dejamos
Biniarroi para dirigirnos al Camí de la Font des Garrover. Para ello
tenemos que salir del llogaret no por el camino nuevo, sino por un
sendero que sale un poco más arriba del camino viejo de Mancor, por el
que hemos subido.
Entramos en el sendero por la parte posterior de Can Ros, casa que nos
queda a la izquierda y cuyas ruinas ya observamos cuando entramos en la
aldea. La vereda por la que continuamos nuestra ruta es estrecha y muy
pronto llega a una bifurcación de senderos (39ºN 45.089 / 002ºE 51.377).
El de la derecha, muy inseguro, avanza por una ladera con
desprendimientos y llega a la Font de Biniarroi, con un bloque de
ladrillos muy deteriorado. Por el sendero que baja, el de la izquierda,
llegamos a una pequeña explanada rodeada de espesa vegetación.
Un minuto después, nuestro camino deja a la derecha un sendero que pasa
por un portillo. Seguimos hacia la izquierda y unos minutos más
adelante el camino va consolidándose, con el llogaret de Biniarroi a
nuestra izquierda. Tras franquear una barrera, enlazamos con el camino
de la Font des Garrover, el que comunica Mancor de la Vall con el Clot
d’Almadrà, el mismo que habíamos dejado antes del cruce de Santa Llucia,
a la altura de la cochera. En la confluencia del camino que nos ha
traído desde Biniarroi y el del Clot d’Almadrà, giramos hacia la derecha
en subida.
Franqueamos la barrera por una barrera más pequeña que existe a la
derecha. A los pocos metros de empezar a andar por esta pista ancha nos
sale por la izquierda el camino de tierra que lleva a las casas de la
Font des Garrover. Ascendemos entre campos de olivo y un poco más
adelante cruzamos una nueva barrera, con portillo. Enseguida recorremos
un tramo que evidencia el trabajo de una excavadora y nos situamos en el
coll Paredat.
En la otra vertiente del coll Paredat se nos aparecen las casas de la
Font des Garrover, rodeadas de altos árboles, protegidas por las peñas
del puig de la Creu (640 m.) y en el lugar conocido como comellar de
l’Infern. Unos minutos después atravesamos el torrente y dejamos otro
camino, a la izquierda, que también conduce a las casas de la Font des
Garrover.
Llegamos así a una barrera metálica tras la cual se levanta un cartel
de la Conselleria d’Agricultura i Pesca. Después de un último tramo
encementado terminamos la subida en el coll de la Barrera de las Cases
Noves.
El coll está dividido por un portillo con barrera, con otra, de madera,
a la izquierda. Un cartel nos recuerda que entramos en un refugio de
caza. Pronto se nos aparecen a la derecha, arriba, las casas de Can
Macip. Continuamos por el camino ancho en dirección a las Cases Noves.
Antes de llegar a su altura, el camino pasa junto a la fuente de las
Cases Noves, también conocida como font de na Bàrbara.
Está a la izquierda, frente a una casita. Al fondo, a unos cinco metros
de la boca de la mina, está la salida del agua. Dejamos la font de las
Cases Noves y de inmediato llegamos a una bifurcación. El camino de la
derecha sigue hacia las Cases Noves, pero nosotros seguimos por el de la
izquierda.
Después de una barrera de metal, dejamos el camino ancho y nos
desviamos por un senderito, ligeramente a la derecha, con un cartel que
indica Lloseta. La Serra de la Rateta, imponente, se levanta frente a
nosotros. Nuestro sendero tiene a su derecha una rejilla, deja también a
la derecha otra barrera que comunica con las Cases Noves y unos minutos
después llega a otro portillo con una rústica barrera de madera en una
pared que separa las Cases Noves de Can Xalet y ejerce de frontera entre
los términos municipales de Mancor de la Vall y Alaró (39ºN 44.982 /
002ºE 50.238).
Pasado el portillo ya podemos contemplar el Clot d’Almadrà, rodeado de
montañas y bañado por el torrente de Almadrà. Bajamos con cierta
tendencia hacia la izquierda, primero entre pinos, y luego también con
olivos y algarrobos, pero siempre por un sendero muy perdido.
Los portillos abiertos en los marges y los puntos y flechas de color
verde nos ayudan a dar con la dirección adecuada, con el Puig de
l’Alcadena, víctima de un desprendimiento reciente, y el puig de Sant
Miquel delante. A medida que vamos perdiendo altura el camino va
consolidándose, aunque no del todo. Ya vemos la carretera de Lloseta a
Almadrà.
También el núcleo de casas de Almadrà. A la izquierda, se levantan las
cases de Cas Senyor, hacia las cuales no nos dirigimos, porque iremos
con tendencia a la derecha. Al final del descenso, el camino, convertido
ahora en tenue vereda, gira a la a izquierda y nos lleva hasta el
torrente de Almadrà, que no cruzamos, porque de repente encontramos un
tramo bien empedrado.
Lo intentamos seguir, entre juncos, zarzas y cardos, hasta llegar a un
puente (39ºN 45.208 / 002ºE 49.635), muy cerca del llogaret de Almadrà,
que queda muy cerca, a la derecha. Por la izquierda, la carretera que
pasa sobre el puente conduce a Lloseta, a unos siete kilómetros.
Almadrà, cuyo nombre proviene de una antigua alquería musulmana, pone
punto y final a esta excursión. Este llogaret está formado por tres
heredades: Son Ordines, Can Xalet y la Casa d’Amunt, la situada más al
norte.
Info de: diariodemallorca.es
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